Viaje a Almagro

El pasado día 20 de marzo, un autobús cargado de entusiasmo y curiosidad se desplazaba hasta la provincia de Ciudad Real para visitar el humedal de «Las Tablas de Damiel» y lalocalidad de Almagro.

Impacientes por ser testigos directos del encuentro entre los ríos Guadiana y Gigüela, el alumnado hizo del largo trayecto un lugar de convivencia y buen estar. La sintonía no fue otra que las canciones que alumnos y alumnas de diferentes edades iban regalando; algún que otro rumor de romance saltaba de asiento en asiento y carcajadas disonantes se oían al final del largo autobús.

Al llegar al Parque Nacional, el monitor, cargado de gran sabiduría y paciencia, nos acompañó y nos puso en alerta sobre el gran peligro que corre un espacio tan bello como éste. En las lagunas de las Tablas existen especies acuáticas que enriquecen este lugar. El alumnado se deleitó desde el observatorio con el bucear del pato colorao, la elegancia del beato o la templanza que manifestaba el pato cuchara; así, de la misma manera, observaron el amor que un par  de gansos se manifestaban a la vez que huían del asombro sonoro de los testigos. Todo esto ocurría mientras que un aparente aguilucho Langunero sobrevolaba nuestras entretenidas cabezas.

Las pisadas del alumnado del IES Florencio Pintado se hacían notar a lo largo de las dos horas que duró el recorrido. Los alumnos hacían un paseíllo mientras álamos negros y blancos los veían pasar bajo sus majestuosas ramas; los cañizos parecían aplaudirles con su peculiar contoneo producido por el viento del instante y; por último, los Tarays que nos sorprendían al dibujar un paisaje producto de la fortaleza y el empuje de su peculiar especie.

Tras la visita a las Tablas de Damiel, nos dispusimos rumbo al Corral de Comedias de Almagro. Allí, como por arte de magia, nos trasportamos al siglo XVII. Ocupamos las zonas de corredores y, rompiendo con la tradición de estos siglos, los chicos se sentaron también en la Cazuela - lugar destinado para las mujeres en aquella época -. Pronto, los actores salieron al escenario y mimetizándose con los allí asistentes, nos metieron de lleno en la tragicomedia de La Celestina. Con el tacto necesario y el buen hacer de la compañía, nos sentimos completamente abrazados por el Siglo de Oro Español.